
El último campanero

Don Enrique A. (Quique) Ortiz funge como el Campanero Oficial de la Parroquia La Candelaria. Indicó que está en estos menesteres desde que era monaguillo y estudiaba el noveno grado. El párroco en ese tiempo era el Padre Pinto.
Luego de su graduación de la Academia San Luis, se une al ejercito. A su regreso, ha seguido entrelazado en el oficio, aunque ya está retirado de su trabajo.
Mencionó a Santiago Flores Torres como su maestro y mentor. Quique no estaba solo en estas lides, pues recuerda a los hermanos Rivera, a Wilfredo Ortiz y otros. También mencionó otros lajeños que lo antecedieron: Ricardo (Sangre) Irizarry, Israel Irizarry (Juez de Paz) y Wilfredo Ortiz.
Al principio solo había una campana, para la década de 1940 instalan la segunda campana, una holandesa. Ahora la población podía oír un sonido de campanas diferente, un repique, que se obtiene al tocar ambas en coordinación y producen un sonido peculiar, o acorde. Los dobles de campana es cuando en una campana se produce dos campanazos.
Los repiques de campanas son utilizados para avisarle a los feligreses que esta por comenzar una misa. Los domingos un repique de campanas se lleva a cabo a las 6:30 de la mañana, al final se toca la campana grande sola una vez. Quince minutos mas tarde se producen dos repiques y termina con dos campanazos. A las 6:55 se tocan tres repiques terminando con tres campanazos.
Es tradición que a los monaguillos se le ofrezca un émulo por acompañar al sacerdote en un entierro. Nos colaboró don Quique que en los tiempos de Padre Pinto este era de 11 centavos hasta el árbol de mangó, frente a la tienda de Pito y una peseta hasta el cementerio. Los mismos se utilizaban para comprar un refresco y un emparedado en el negocio Figueroa, frente a al plaza.
El repique mas largo que ha tenido a cargo Don Quique, fue de 25 minutos sin detenerse, cuando el féretro del Cardenal Aponte Martínez salió del parque de pelota hasta la Iglesia.
Tenemos entendido que actualmente Lajas es el único pueblo de la Isla donde se oye el sonido de campanas producida por un campanero. En los demás pueblo se utilizan instrumentos electrónicos, que suenan a las horas programadas.
Don Enrique está casado con la señora Gladys Guilloty, profesora de grados pre-elementales. Tienen 2 hijos, Pedro Enrique y Enrique Arsenio
Luego de su graduación de la Academia San Luis, se une al ejercito. A su regreso, ha seguido entrelazado en el oficio, aunque ya está retirado de su trabajo.
Mencionó a Santiago Flores Torres como su maestro y mentor. Quique no estaba solo en estas lides, pues recuerda a los hermanos Rivera, a Wilfredo Ortiz y otros. También mencionó otros lajeños que lo antecedieron: Ricardo (Sangre) Irizarry, Israel Irizarry (Juez de Paz) y Wilfredo Ortiz.
Al principio solo había una campana, para la década de 1940 instalan la segunda campana, una holandesa. Ahora la población podía oír un sonido de campanas diferente, un repique, que se obtiene al tocar ambas en coordinación y producen un sonido peculiar, o acorde. Los dobles de campana es cuando en una campana se produce dos campanazos.
Los repiques de campanas son utilizados para avisarle a los feligreses que esta por comenzar una misa. Los domingos un repique de campanas se lleva a cabo a las 6:30 de la mañana, al final se toca la campana grande sola una vez. Quince minutos mas tarde se producen dos repiques y termina con dos campanazos. A las 6:55 se tocan tres repiques terminando con tres campanazos.
Es tradición que a los monaguillos se le ofrezca un émulo por acompañar al sacerdote en un entierro. Nos colaboró don Quique que en los tiempos de Padre Pinto este era de 11 centavos hasta el árbol de mangó, frente a la tienda de Pito y una peseta hasta el cementerio. Los mismos se utilizaban para comprar un refresco y un emparedado en el negocio Figueroa, frente a al plaza.
El repique mas largo que ha tenido a cargo Don Quique, fue de 25 minutos sin detenerse, cuando el féretro del Cardenal Aponte Martínez salió del parque de pelota hasta la Iglesia.
Tenemos entendido que actualmente Lajas es el único pueblo de la Isla donde se oye el sonido de campanas producida por un campanero. En los demás pueblo se utilizan instrumentos electrónicos, que suenan a las horas programadas.
Don Enrique está casado con la señora Gladys Guilloty, profesora de grados pre-elementales. Tienen 2 hijos, Pedro Enrique y Enrique Arsenio
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